Maybe hoping for a change is a dream, maybe life ain't as bad as it seams. But if dreaming is the best i can do, then I'll be dreaming my whole life through

miércoles, 26 de octubre de 2011

Ellora



Cuando uno siente que está en el lugar correcto, que pertenece a ese sitio, quizás y solo quizás sea porque alguna vez ha estado allí. Puede que no lo recuerde, porque posiblemente habrá ocurrido hace millones de años. Aún así, se siente.
¿Crees en el destino? Difícil pregunta. Mi mentalidad atea me dice que no; sin embargo muchas de las cosas que han ocurrido a lo largo de mi vida me dicen que no pueden ser pura casualidad. Aquí lo llaman energía. Dicen que tengo una de estas especial, no sé donde se compra, pero parece ser que atraigo sus almas hacia mí.
En lo que sí creo y cada día más es en el Karma. Como dice mi aita, siempre ando palante y patras con el karma. ¡Déjalo tranquilo! Pero él no me deja. Tras una mala racha, después de sufrir y estar tan hundida en la tristeza mi querido karma me ha recompensado ¡y con creces!
Ellora me ha hecho apreciar aun más lo afortunada que soy. Cada día siento que amanece para mi, y siendo así es imposible no sonreírle al mundo. Probablemente mis queridos indios piensen que estoy loca, pero si la locura me permite sentirme así de libre y hacer lo que me venga en gana ¡bendita chifladura!
¿Qué es Ellora? Os preguntaréis. Se trata de un conjunto de templos (34) esculpidos directamente en la montaña, como si de cuevas se tratasen.  Lo maravilloso de este lugar es que estos monasterios, templos y capillas fueron construidos tanto por budistas, hindús como por Jains. Espectacularmente mágico. Te trasporta a grandes obras de la antigua arquitectura como los templos egipcios o Machupicchu, sin embargo, la paz de este sitio no es comparable con nada.
Generalmente se alquila un coche o se contrata un taxi para llegar a estas cuevas, pero ¿cómo iba a dejar escapar la oportunidad de juntarme con decenas de indios en un autobús destartaladísimo? (jamás había visto cosa igual, y sabéis que siempre viajo tal y como los locales lo hacen). En la parada alucinaban, solo viaja la gente muy pobre así, a poco que tengan se van en taxi asique ver a la blanquita sola allí se les iba de las manos. Pero mi querido karma, el que nunca me abandona, envió en mi ayuda a un chico de nombre impronunciable para que me indicase cual era el bus por el que debía luchar. Y es que todo estaba en hindi…Lo de la lucha es literal, by the way.
Acabe sentada sobre el motor, junto al conductor, enseñando español y aprendiendo algo (como decir me llamo Amaia) de hindi. Me recomendaron los templos más bonitos, rutas alternativas y todo por el módico precio de 24Rs. Adoro el trasporte público.
Allí mi energía atraía a policías, cuidadores y restauradores que me explicaron cada templo mejor que los propios guías que por supuesto no contraté. Además, tuve la suerte de ser iniciada en la meditación. ¡Qué increíble sensación!
Sin embargo, la verdadera sensación allí era yo. No exagero si os digo que se sacaron mas de cien fotos conmigo, sin contar los millones de robados que me hacían con los móviles. ¡Incluso me hicieron firmarles en el brazo! Siempre con las mismas preguntas y en el mismo orden: country? Name? photo? Ese es el protocolo a seguir. Creo que voy a empezar a inventarme nombres, profesiones y países. ¡Total solo quieren la foto y cotillear! Creo que mi nombre indio va a ser Jennifer López o Agua del riachuelo, para ellos, lo mimo es.

No exagero si digo que no creo haber sido más feliz nunca que aquel día. Constantemente sentía ganas de llorar de pura felicidad y belleza; sin lugar a duda i found my self there.
Pase todo el día solo (entre fotos y explicaciones), buscando ese aislamiento tan dulce y enriquecedor que necesitaba. La vuelta volvió a ser  misteriosamente fácil; mientras esperaba al autobús, un “taxi” me ofreció llevarme hasta el hotel por el mismo precio. Obviamente dije: Yess!
Udia (que en marathi significa mañana) tenía hasta las 9 de la noche en Aurangabad por lo que caminé por más de una hora hasta llegar a Bibi-qa-Maqbara, o mini Taj Mahal. Raro pero bonito. Muy similar al real, pero más pequeño y sin mármol.
¡Y por fin he probado un bus- cama! Increíble, enserio…tenéis que probarlo. 12 horas después llegué a Sangli, mi ciudad por 5 meses. Pronto os contaré que tal todo, ahora me voy que es noche vieja y tengo que pintar mis manos y vestirme. ¡Prometo fotos!

P.D: una especial menci'on, que ya se me olvidaba a Alex, de quien fue imposible no acordarme en Ellora. Te encantaria este sitio y realmente espero que algun dia puedas conocerlo mogllon de friki!

domingo, 23 de octubre de 2011

Mumbai

 En casita con Dolly


 Gateway


 Ilka en Flora Fountain


 Todos necesitamos descansar (dedicada a aitatxu)


 Victoria Terminus


 16 millones + 1


 Elephanta Island


 Mumbai desde el mar


 Haji Ali's Mosque





Mani Bhavan (Gandhi's House)

Námaste

Por fin creo que soy capaz de escribir algo más que “me encanta, que feliz estoy o todo perfecto”. Sigo en una nube de felicidad extrema, como dice Dolly (mi couchsurfer) no paro de sonreír y espero que así siga por mucho tiempo. Tal y como ella me dijo, en India la felicidad es casi como una norma general y yo no iba a ser menos.
El vuelo Zúrich-Mumbai fue rápido, incluso más de lo deseado (los que me conocéis bien sabéis cuanto me gustan estos vuelos en mega aviones). Aunque estaba muerta de sueño no pude para de hablar con Neus, mi compi durante el trayecto. Ella viaja a India unas dos veces al año por motivos de trabajo y en cuanto se sentó a mi lado con un libro en español la conversación no ceso más que para alguna siestecilla o mientras añadí a mi larga lista un sinfín de música que os iré recomendando en cuanto tenga internes.
¿Os he dicho ya que adoro la competencia suiza? Mi maleta no me hizo esperar y tras responder un sinfín de preguntas en la aduana por fin se abrieron las puertas a mi sueño, el cual seguía siendo tal, puesto que seguía sin asumir mi futuro inminente.
A pesar de que era de noche lo primero que percibí de Bombay fue el calor. Apenas bajarme del avión, lejos ya del aire acondicionado de éste, noté como tenía la ropa bañada en un repentino sudor. Sentía los latidos del corazón y mis ansias por descubrir todo bajo el yugo del nuevo clima. Cada respiración era como una pequeña victoria, lo había logrado y me sentía bien, muy bien. Pronto supe que el sudor de la selva nunca remite porque el calor que lo produce, noche y día, es un calor húmedo. En Mumbai, la sofocante humedad nos convierte a todos en anfibios; respiramos agua en el aire. Se aprende a vivir con ello y no sé si podría llegar a decir que incluso se le toma gusto.
Lo segundo que noté a mi llegada fue el olor que impregnaba el aire. Me llego antes de ver u oír nada de la India. Durante aquel primer instante en Bombay, ese olor, a mí, me emocionó y a la vez me encantó, pero aun así no lograba distinguirlo. Ahora sé  que se trataba del olor dulzón y sudoroso de la ilusión. En el libro que me estoy leyendo lo describe de una forma perfecta por lo que simplemente os voy a copiar su descripción. Es el olor de los dioses, los demonios, los imperios y las civilizaciones en sus procesos de resurrección y decadencia. Es el olor de la superficie azulada del mar, que se percibe desde cualquier lugar de la llamada Ciudad de la Isla. Huele a movimiento, el sueño y los despojos de sesenta millones de animales, más de la mitad de los cuales son humanos y ratas. Huele a corazones rotos, a la lucha por la vida y a los cruciales fracasos y amores que genera nuestro valor. Huele a diez mil restaurantes, cinco mil templos, santuarios, iglesias y mezquitas, y a cien bazares dedicados en exclusiva a perfumes, especias, incienso y flores recién cortadas. Creo que no podría haberlo descrito mejor…
Nada más despertarme salí ansiosa por absorber todo. Después de otos, (moto taxis para los latinos) trenes y taxis llegué a la famosa Gateway. Allí conocí a Ilka, una alemana que había dejado su trabajo e iba a Goa para sacarse el título de profesora de Yoga. Juntas callejeamos todo el día, sin dejar de sorprendernos por la abundante e increíble arquitectura de esta ciudad. Comimos por 25 rupias (0,38 cent) un especiado arroz en la calle y acabamos en el famoso Leopold´s Café echando unas birras. ¡Ah! Se me olvidaba contaros que yendo por la calle nos ofrecieron salir en una peli de Bollywood, cosa que debe ser bastante usual he de reconocer. Una vez se fue a su hotel yo me dispuse a volver a coger taxis, trenes y demás hasta llegar a otro barrio donde me esperaba mi anfitriona. Cenamos y tomamos una crevecitas junto a la orilla del mar arábigo.
Dolly trabaja en Bollywood, editando y haciendo de todo, por lo que no ha podido estar conmigo más que para cenar; aun así la considero una perfecta embajadora de la ciudad (y eso que es de Calcuta) y ha estado pendiente de que no me falte nada en todo momento.
No sé cómo, todos los días nos daban las tantas charlando y riendo en su casa…aun así la energía me sobra para despertarme y volver a comerme el mundo cada mañana. Y así lo hice.
Cogí un barco hasta Elephanta Island y ¡menuda sorpresa! A una hora de la ciudad se encuentra esta maravilla arqueológica. Son una serie de templos Budistas dedicados a Shiva que están esculpidos en la propia montaña.
Culminé el día con una exquisita cena junto con mi “única amiga india” en una restaurante típico de Bengala. Una perfecta despedida entre ambas aun a sabiendas que nos volveremos a ver. ¡Ya hemos quedado que vendrá a visitarme a Sangli!
Mi bus nocturno salía el viernes 21 a las 9 de la noche, por lo que tuve todo el día para visitar todo lo que me quedaba pendiente. Me acerqué a Dhobi Ghat, donde cada día se limpian millones y millones de kg de ropa. Pasé horas en el museo de Mahatma Gandhi, que fue su residencia cuando éste formuló su filosofía de protesta pacífica satyagraha. Realmente conmovedor y lleno de inspiración.
Como veis, me cuesta mucho decidir qué es y que no es importante. Os pido que me digáis que cosas son las que os interesan y así, me enseñáis a escribir un blog; con el tiempo espero hacerlo mejor. Por el momento, hago de éste una especie de diario, que supongo que con el paso de los años me hará volver a sentirme tan libre como lo soy ahora.
Llena de amor, de paz y sobre todo de felicidad me dispongo a seguir con mi aventura, y tal y como me aconsejó un pureta que yo me sé, lo haré con fuerza y sonrisas, muchas.
“We are all one”

miércoles, 19 de octubre de 2011

17, 17, 17

Y llegó el día, el 17, como no. Mochilón y macuto a cuestas me recorro Madrid con un croquis típico de Almu. A la primera me planto en barajas con tiempo más que de sobra para que me detengan, me quiten y me hagan (como siempre) lo que les dé la gana.
Consigo facturar la mochila que “supuestamente” va hasta el destino final ella solita…y yo me pregunto: ¿ande andará? Probablemente en algún aeropuerto de Taiwán dando vueltas en la cinta transportadora… El amable hombrecito de facturación me da el papelajo (sus propias palabras, como voy a echar de menos el repertorio léxico-semántico español) que viene a ser mi billete; ¿asiento? Pues sí, el 17F. ¡Toma ya!
El avión salió con puntualidad suiza y antes de despegar yo ya estaba con la baba colgando. ¡Cómo me gusta dormir en trasporte público! Para dos míseras horas de vuelo a Zúrich nos dieron de comer, de beber y hasta chocolatinas suizas. I just love clichés! Las vistas desde la ventana de los Alpes casi me hacen llorar, que hermosura, realmente increíbles. (Iré)
Como no podía ser de otra forma llegué a las 17 horas a la maldita ciudad más cara del globo terráqueo. El aeropuerto ya te lo decía todo, Omegas cada 100 metros, gente civilizada que no se cruza en tu camino y todo, absolutamente todo escrito en suizo. ¡Normal que no pertenezcan a la comunidad europea, son superiores, no les hacemos falta!
Menos mal que me esperaban con cervecita fría y un coche preparado para pasar una noche sin gastar ni un franco en Suiza. Deliciosa cenita italiana, con vinito blanco, mantelito y demás sobre la cuidad. Unas vistas increíbles, una cena inmejorable y todo gracias al Monjuic suizo renombrado como Monzurich.
Warning! La polizie suiza no se anda con chorradas. De hecho creo que hay más maderos que ciudadanos. Nada más llegar presenciamos una detención al más puro estilo de Pacific Blue. Y poco más tarde lo experimentamos en vivo. Dormir en un coche sin dejar dinero en su país no es algo tan fácil…
Pero aquí estoy, después de una noche mágica en el centro de Europa, en el aeropuerto de Zúrich otra vez. Esperando a mi avión en la Gate E57 (casi 17 eh…jejeje).
¿Sabéis lo peor de todo? Que todavía no me creo que me vaya a Mumbai en 40 minutos. 16 millones de personas me esperan, espero que mi mochila también me esté esperando…
Sin nervios, sin blancos pero con seguro. ¡Yija!

lunes, 17 de octubre de 2011

NO HAY IMPOSIBLE

No hay imposibles, hay miedos, y el miedo limita pero no hay imposible, si lo pensaste es posible. Antes de empezar la universidad me plantee ir a la India por un año. Nunca lo hice. ¿Miedo? Quizás. Pero siempre quedó como pendiente.

Cuando deseas algo tanto sientes la certeza absoluta de que lo lograrás. O al menos eso me ocurre a mí. Hace unos meses me descubrieron una faceta de mi carácter que nunca había considerado, soy voluntarista. Si quiero algo ponga toda mi voluntad hasta conseguirlo, nada me detiene, puede tomarme segundos, meses o años, pero lo logro.  Sin embargo, no concibo que existan cosas que por mucha intención y voluntad que ponga no están bajo mi control; una pena, en villa Amaia esto no ocurriría.

Mi nombre convencional es Amaia Bartolomé, pero uno es lo que sueña y yo sueño tantas cosas que podría decirse que tengo un nombre infinito. Nuestros sueños y nuestras metas hacen de nosotros lo que somos, que actuemos, respiremos y pensemos como lo hacemos. Por esto trato de vivir cumpliendo mis sueños, no es tan difícil, veréis.

Este va a ser un blog para ellos, nosotros, familia y amigos que quieran saber y hacerme saber de nuestras vidas, con experiencias de un lado y del otro. Quiero sentiros y que me sintáis. Quiero contaros, desde mi ignorancia, todo sobre este fascinante país. Mis experiencias, alucinar juntos, reír y acortar los 11.000km que nos separan.

Acampando en Almu's palace en Madrid, con nervios de salir mañana rumbo Zúrich, con ganas de oler Mumbai y su humedad, ¡con ansia de creerme que me voy! QUE ME VOY!!! (Aun no me lo creo).
Gracias Almu por todo, gracias a todos por los poteos y las comiditas de despedida. Amatxu anímate que en nada estoy de vuelta!!! Ains…como voy a echar de menos sus muffins…

Y si, me voy todavía sin seguro…como diría cris: me gusta arriesgar. Hehehe.


3, 2, 1… ¡allá voy!