Maybe hoping for a change is a dream, maybe life ain't as bad as it seams. But if dreaming is the best i can do, then I'll be dreaming my whole life through

miércoles, 19 de octubre de 2011

17, 17, 17

Y llegó el día, el 17, como no. Mochilón y macuto a cuestas me recorro Madrid con un croquis típico de Almu. A la primera me planto en barajas con tiempo más que de sobra para que me detengan, me quiten y me hagan (como siempre) lo que les dé la gana.
Consigo facturar la mochila que “supuestamente” va hasta el destino final ella solita…y yo me pregunto: ¿ande andará? Probablemente en algún aeropuerto de Taiwán dando vueltas en la cinta transportadora… El amable hombrecito de facturación me da el papelajo (sus propias palabras, como voy a echar de menos el repertorio léxico-semántico español) que viene a ser mi billete; ¿asiento? Pues sí, el 17F. ¡Toma ya!
El avión salió con puntualidad suiza y antes de despegar yo ya estaba con la baba colgando. ¡Cómo me gusta dormir en trasporte público! Para dos míseras horas de vuelo a Zúrich nos dieron de comer, de beber y hasta chocolatinas suizas. I just love clichés! Las vistas desde la ventana de los Alpes casi me hacen llorar, que hermosura, realmente increíbles. (Iré)
Como no podía ser de otra forma llegué a las 17 horas a la maldita ciudad más cara del globo terráqueo. El aeropuerto ya te lo decía todo, Omegas cada 100 metros, gente civilizada que no se cruza en tu camino y todo, absolutamente todo escrito en suizo. ¡Normal que no pertenezcan a la comunidad europea, son superiores, no les hacemos falta!
Menos mal que me esperaban con cervecita fría y un coche preparado para pasar una noche sin gastar ni un franco en Suiza. Deliciosa cenita italiana, con vinito blanco, mantelito y demás sobre la cuidad. Unas vistas increíbles, una cena inmejorable y todo gracias al Monjuic suizo renombrado como Monzurich.
Warning! La polizie suiza no se anda con chorradas. De hecho creo que hay más maderos que ciudadanos. Nada más llegar presenciamos una detención al más puro estilo de Pacific Blue. Y poco más tarde lo experimentamos en vivo. Dormir en un coche sin dejar dinero en su país no es algo tan fácil…
Pero aquí estoy, después de una noche mágica en el centro de Europa, en el aeropuerto de Zúrich otra vez. Esperando a mi avión en la Gate E57 (casi 17 eh…jejeje).
¿Sabéis lo peor de todo? Que todavía no me creo que me vaya a Mumbai en 40 minutos. 16 millones de personas me esperan, espero que mi mochila también me esté esperando…
Sin nervios, sin blancos pero con seguro. ¡Yija!

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