India no me hizo una nueva persona, ni me cambió, ni encontré la fe. Supe quien soy, cuando y porqué siento, en definitiva me comprendí y me limpié ( ¡y no de forma literal especialmente!). Fui Amaia, sin máscaras ni corazas ¡La Amaia mas simple y feliz del mundo!
Es una pena que aquí no logre encontrar esa paz y felicidad. Esta sociedad no me gusta, pero una vez aquí es demasiado atractiva para rechazarla... Ahora solo queda esperar que Camboya me aporte la misma energía y pasión que sentí a lo largo de toda mi experiencia en India.
Tuvo el mas dulce de los finales posibles: ¡Fuimos dos haciendo el Indio! Y es que ver ese increíble país desde los ojos de Fabio y poder compartir impresiones y sensaciones fue el broche perfecto.
Descubrimos Kerala desde un elefante y navegando a borde de un backwater, Gokarna y las vacas bañistas, las impresionantes ruinas de Hampi o las playas de Goa y su locurón.
Ahora toca hacer la mochila, una vez mas sola, para tratar de mejorar este mundo y a mi al mismo tiempo. ¡Pero sin prisa! Empieza la odisea hasta llegar a Phnom Penh:
Primera parada...¡Madrid!
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